Hablar de significados cuando se hace un homenaje a alguien es una tarea que, inevitablemente, deja un sabor a insuficiente; es la misma sensación que deja el propio homenaje.
Cuando pienso lo que ha de significar este homenaje para la gente a la que está dedicado, para el saladero Liebig, para el frigorífico ANGLO o para la ciudad de Fray Bentos, aparecen sentimientos contradictorios de tristeza y felicidad.
Tristeza por la memoria de mis padres que no están para abrazarme en este momento en que también son mis homenajeados por lo que hicieron en el ANGLO, por lo que hicieron en la familia y por lo que hicieron por mí y por mi esposa y mis hijos y mis nietos.
Tristeza porque éste, como todos los tributos, no sé porqué sino, siempre son tardíos y muchas veces inútiles porque los homenajeados ya no están y no podemos abrazarlos, mirarlos a los ojos y decirles “gracias, te quiero, te respeto... sos mi orgullo”.
Será porque siempre, caramba, tardamos en comprender lo que hicieron ellos en beneficio de la sociedad o de la familia o de las personas o de las instituciones. Será porque tenemos ese sentimiento que dicen por ahí de... “¡cómo puede ser importante esa persona, si vivió al lado de mi casa toda la vida!”. Será porque nos cubre los ojos y el corazón una egoísta cinta de indiferencia hasta que los perdemos y recién allí, en ese momento sin retorno, una luz llega desde algún lado hasta nuestro interior y entendemos todo instantáneamente. Será, en fin, porque somos humanos y por ello imperfectos, hasta en los sentimientos.
Este homenaje también es tardío para muchos de esos seres que son mi orgullo y el orgullo de todos nosotros.
Tardío en parte, pero no por eso inútil.
Todo aquel que fue al acto de inauguración del mural, sabe de la presencia de muchos ex–obreros y ex-empleados del frigorífico; sabe de la expectativa que vivimos, ellos y nosotros antes de caer la cortina que cubría la pintura; sabe de la algarabía, los aplausos, los llantos, las risas, los abrazos que se entreveraron allí, enlazados por sentimientos de alegría, nostalgia, dolor y orgullo; sabe de los recuerdos y anécdotas que llenaron ese lugar, transportándonos a esa época de oro del ANGLO; sabe del calor apretado de manos, casi ásperas aún, con las cicatrices de tanto y tanto trabajo; sabe de los ojos brillantes de emoción, que descubrían entre la muchedumbre a los conocidos, a los compañeros de trabajo, a los amigos de ayer y de hoy; sabe del ramalazo de dolor cuando volvían el pensamiento y el corazón hacia los que ya no están...
En esos momentos de tantos sentimientos y emociones contradictorias, es que aparece triunfante la felicidad; porque al fin de cuentas dolores, nostalgia, amor y alegrías son la vida misma y allí, en ese Museo, resplandeció imponente por unos momentos inolvidables la vida y la pasión de esas mujeres y hombres que nos legaron tanto... Allí estaba todo lo que amamos, todo lo que fue y todo lo que somos.
Sí, lo que somos, porque muchos habitantes de Fray Bentos existimos porque existió el frigorífico.
Y somos la realidad de los sueños de nuestros padres. Esos sueños que, con vecinos y desconocidos e inmigrantes de sesenta países, los impulsaron, desde su intelecto y su músculo, a mover esas gigantescas empresas, primero “el LIEBIG” y luego “el ANGLO”, ofrendando su colosal esfuerzo en aras del trabajo.
Y esos hombres y mujeres, sin pretender ser importantes, fueron útiles en el sentido más profundo del término.
Aprendieron hasta la excelencia sus oficios, desplegaron sus capacidades y creatividad al servicio de las tareas asignadas, tensaron sus músculos y su intelecto hasta límites que ni ellos sospechaban para que “la matanza saliera” o “se completara el embarque”...
Y, al decir de ellos mismos, “trabajábamos como burros” entre ese colosal y pujante entramado de fórmulas y producción, zumbidos de máquinas, humos, vapores, olores, sangre, tripas y gemidos de moribundos animales, al ritmo de las manos de hombres y mujeres al servicio de “la gran cocina del mundo”. Y, no pocas veces, lo hacían escondiendo, allá adentro de sus almas, algún sueño perdido o un íntimo desánimo que permanecían entumecidos por horas en su corazón pues el trabajo, de jornadas muchas veces agotadoras e interminables, adormecía todo sufrimiento, toda tristeza...
Sí, trabajaban como burros; con responsabilidad y con la mente y el corazón puestos en sus íntimos, personales sueños y afanes.
“El problema de nuestra época es que la gente quiere ser importante, no ser útil”.
(Winston Churchill)
No todos comprenden, en el ayer y en el hoy, que el ser importante es la simple consecuencia de haber sido útil.
Los ex–trabajadores del ANGLO fueron indiscutiblemente útiles, mucho más allá de las obligaciones. Por ello se hicieron importantes para su familia, hicieron importante a su Fray Bentos e hicieron importante a su Uruguay.
Esas personas trabajaron mucho, pero también mucho soñaron. Y nosotros fuimos parte de sus sueños.
No sé si logramos formarnos, construirnos como un todo o talvez sólo en una parte de sus anhelos. Pero sí sé que hoy - más allá de que seamos trabajadores o haraganes, triunfadores o malogrados, buenos o no tanto - en el futuro de ellos que ya es presente, irrenunciablemente somos la sangre de nuestros seres queridos. Y esto de sabernos vivos para soñar, amar, formar nuestras familias y luchar por nuestro futuro, entre triunfos y decepciones, es lo mismo que ellos sintieron, porque eso es la vida, siempre.
Y estoy seguro que no existe mejor legado que éste que ellos nos dieron; nuestras vidas y la oportunidad de hacer de ellas algo útil; tal vez no llenas de triunfos, pero sí plenas de búsquedas, encuentros, llantos, risas, esperanza, fe... y dignidad, como las de ellos.
Lo que soy se lo debo a mis viejos, a mi familia y en parte grande a todo hombre y mujer que, directa o indirectamente, hizo a mi formación con su docencia, su consejo o su ejemplo.
Gran parte de esas mujeres y hombres fueron trabajadores del ANGLO.
Hoy, tardía pero inevitablemente, si desde mis virtudes y talentos puedo concebir un homenaje a los ex-trabajadores del viejo frigorífico en agradecimiento por lo que soy, pero fundamentalmente por lo que fue, es y será Fray Bentos frente al mundo gracias a ellos, es el mural que, sabiendo cómo trabajaban todos, titulé “Con alma y vida”.
Allí está ahora; en una añeja, fuerte y acogedora pared del Museo de la Revolución Industrial.
Este mural realizado con pasión y respeto está en silencio, escuchando orgulloso los secretos susurrados por los fantasmas de veinticinco mil almas.
la inauguración
El mural "Con alma y vida"
Ex-trabajafores del ANGLO, los homenajeados.
Gloria Pertuso - colaboradora en la ejecución de la obra - junto a Teresita, el autor, el Director del Museo y Olma, su esposa.
Público e invitados.
El Intendente Dr. Omar Lafluf, presentando la obra.
Ricardo Ríos Cichero, entregando el Mural a los ex-trabajadores del ANGLO.
El artista, el Intendente, el Director, Gloria Pertuso y los funcionarios del Museo
Un aparte del artista, el Intendente Omar Lafluf y el Director del Museo, René Boretto Ovalle.
El Coro Municipal, dirigido por Washington Fiorelli interpretó la canción de bienvenida al mural; "Al ritmo del ANGLO"
Todo sucedió cuando, en el mediodía del 29 de noviembre del 2008, cayó la cortina que cubría la obra terminada.
Una posible invitación
Los días previos a la inauguración, todo se vuelve creatividad, intercambios, acciones, todo tendiente a que el acto salga a la perfección.
El Director del Museo, Prof. René Boretto - en la imagen - realiza una charla para distribuir tareas y responsabilidades.
El Acto, en la Sala Mayor del Museo, comenzará con una semblanza - audiovisual - de todo el historial del mural; la idea, la concreción oficial y las distintas etapas de realización. Después, el Intendente de Río Negro, Dr. Omar Lafluf, abirá el Acto. Seguidamente dos ex-trabajadores serán invitados a "descubrir la pintura". Entonces el artista Ricardo Ríos Cichero dará una pequeña charla sobre sus motivaciones y la obra en sí misma. Una Autoridad Nacional cerrará la oratoria y luego los ex-trabajadores recibirán un objeto simbólico de este Homenaje.
El Coro Municipal, dirigido por el Prof. Washington Fiorelli, interpretará una canción de "Bienvenida al mural" y otros temas alusivos al frigorífico y sus trabajadores.
Por último, al aire libre y junto al enorme edificio de las viejas "cámaras frías", la Banda-orquesta Municipal de Río Negro brindará un concierto, mientras se realiza un brindis con todos los asistentes.
Los últimos detalles.
Funcionarios del Museo colocan el marco que realzará la obra.
Lo que sigue es una Invitación a quienes quieran participar en estos actos.
El Gobierno Departamental de Río Negro
Tiene el agrado de invitar a usted(s) a la inauguración del Mural
“Con alma y vida”
realizado por el plástico fraybentino
Ricardo Ríos Cichero
en homenaje a los obreros del
Frigorífico ANGLO de Fray Bentos.
Los Actos se realizarán junto al mural, en la Sala Principal del
Museo de la Revolución Industrial
sito en el propio ex-frigorífico.
(Barrio ANGLO – Fray Bentos)
Previamente, los Ministros de la Áreas pertinentes, realizarán un Acto Protocolar que iniciará la organización, tareas previas y posterior presentación ante la ONU para que designe como Patrimonio de la Humanidad al frigorífico ANGLO, su barrio, su entorno y al propio Museo.
Sábado 29 de noviembre
Hora 11:00
Organizan:
Dirección de Educación y Cultura
Dirección de Turismo
Dirección del Museo de la Revolución Industrial
Participa
Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación
escenas del mural
Inmigrantes, ganado arriado, vacas de cartón, mascaritos de humor ácido, marroneros y animales enfrentados en la muerte; todo en un enorme escenario ecléctico que muestra la vorágine del trabajo en jornadas donde se llegó a matar más de cinco mil cabezas. Homenaje, al fin, a todas esas personas que - buscando sus destinos individuales - inscribieron el nombre de Fray Bentos en los cinco continentes como "La Gran Cocina del Mundo"...
Estas escenas ilustran - a veces desde el humor de los mascaritos - distintas etapas del proceso de la industria cárnica desarrollada en el frigorífico ANGLO de Fray Bentos - Uruguay.
Estas escenas ilustran - a veces desde el humor de los mascaritos - distintas etapas del proceso de la industria cárnica desarrollada en el frigorífico ANGLO de Fray Bentos - Uruguay.
El trabajo previo
En un saloncito apartado del Teatro Young de Fray Bentos, montó su taller Ricardo Ríos cichero. Allí se dedicó a realizar los primeros apuntes en busca de la obra.
Colocando una lámpara a la entrada del salón.
El encargado del Teatro - señor Fredes - colocando un candado de seguridad en la puerta de entrada al "taller".
La sobria ambientación del lugar.
La mesa, aún de un blanco impecable.
Luego las carbonillas, lápices, borradores y colores la llenarán de señales y heridas, transformándola en testigo de la labor.
Trabajando, en pleno otoño, al calor del sol y oyendo a los pájaros cercanos que vagabundean por las copas de los plátanos..
Algunos bocetos. Varios de ellos integran hoy las imágenes que cuentan la historia del frigorífico, desde el mural.
Colocando una lámpara a la entrada del salón.
El encargado del Teatro - señor Fredes - colocando un candado de seguridad en la puerta de entrada al "taller".
La sobria ambientación del lugar.
La mesa, aún de un blanco impecable.
Luego las carbonillas, lápices, borradores y colores la llenarán de señales y heridas, transformándola en testigo de la labor.
Trabajando, en pleno otoño, al calor del sol y oyendo a los pájaros cercanos que vagabundean por las copas de los plátanos..
Algunos bocetos. Varios de ellos integran hoy las imágenes que cuentan la historia del frigorífico, desde el mural.
La importancia de la ayuda.
Gloria Pertuso, artista fraybentina, integrante de la Asociación de Plásticos de Río Negro (A.P.RIO.NE), es la entusiasta ayudante en la realización de esta obra.
Preparando colores...
Allá, en las alturas; cuatro metros sobre el piso.
Comentarios con una de las encargadas del Museo, la señora Marta Honorio.
Preparando colores...
Allá, en las alturas; cuatro metros sobre el piso.
Comentarios con una de las encargadas del Museo, la señora Marta Honorio.
Imágenes del proceso avanzado
Un momento de reflexión,
en mudo diálogo
con la pared.
Algunas imágenes del proceso del "manchado tonal". Más adelante hablamos de esto más detalladamente.
Vista general en la que se aprecia al artista y su ayudante, intercambiando conceptos sobre la marcha del manchado.
Detalle - aproximadamente tres metros cuadrados de pared - en el que se ve el manchado, búsqueda primaria del tono general de la obra.
El manchado tonal puede y realmente tiene importantes variantes de color a medida que el artista encuentra el camino para la entonación y valorización de colores, tonos, luces y sombras.
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